One day to all life
- Juan Saavedra
- 1 sept 2015
- 3 Min. de lectura

“Suspiras despacito, sientes como ese momento que tanto has ansiado se acerca rápidamente. Ha pasado el tiempo pero ahí está, lo que hace un año quedaba lejano hoy abría puertas para dar comienzo a una nueva etapa de mi vida. Preparativos, detalles mínimamente cuadrados, pero lo más importante era la esencia. La esencia ya estaba entre todos familiares, conocidos, padres, padrinos hasta en nosotros, los novios. Abrir una ventana que ya alumbraba el comienzo de mi hermoso y tan ansiado día. Quizás hoy sería un día de festejo, un día de alegría para todos, pero para mí era más que eso. Hoy todos mis días serían días de boda y todas mis lunas serían lunas de miel”
Buenos días Gintonitos, el pasado sábado fue el mejor sábado del año. Pude compartir con mis primos el mejor día de sus vidas, el día de su boda. Si es verdad que todos estábamos muy nerviosos, y que ya llevábamos meses y meses aportando nuestro granito de arena para que todo saliera a la perfección, ¡y así fue! Fue todo tan espectacular. El momento en el que entró el novio, todos ya teníamos nuestra lágrima asomando, un novio espectacular, como los de las tartas, y al lado su preciosa madrina con un traje verde jungla que quitaba el hipo, detalles

cuidados al máximo y lo más bonito que ambos portaban era esa sonrisa dueña de la felicidad que les aportaba este gran día. Qué decir de cuando llegó el momento en el que la novia entraba, desde que las sombras dibujaban su silueta allá en la lejanía de la puerta de la iglesia ya desprendía una luz, cual atardecer. Estaba preciosa, su vestido corte palabra de honor, cola larga, y velo corto… Pero su mejor, su mejor atrezo era su mirada, qué ojos, qué felicidad tenía. Si es cierto que ya mi gran debilidad fue ver entrar a mi “sobrinito” por aquella iglesia, acompañando a su madre en el día mas feliz para la familia. Él hizo de sus 4 años una transformación, se armó de valor y al son de la vocalista y el guitarrista, acompañó a su madre al altar junto al padrino, qué decir del padrino, el más guapo de la celebración, que porte llevaba, lucía un traje brillo gris, también una preciosa corbata verde y el toque de la rosa blanca en su blazer.
Una vez salimos todos de la iglesia, lo menos que
esperaba la novia era encontrarse justo en la puerta con esta grata sorpresa. Al ritmo de la guitarra la vocalista cantó a los recién casados “Te quiero mucho”, el momento más bonito de este día donde mi preciosa novia se derrumbó, esas lagrimas de felicidad de alegoría que a todos nos hizo derrumbarnos a su vera.
¡QUÉ GRAN DÍA! La celebración contó con tantos momentos de alegría en los que las horas se nos fueron volando. Eso sí disfrutando cada segundo con los novios y con los familiares.
Aprovecho este post como paréntesis en mi trayectoria, merecía la pena dedicar este post semanal para revivir este momento con todos ustedes, un momento lleno de felicidad, amor, y luz. Y como ya saben que a mi me encanta el amor que menos que dedicar este post a ello. A recordar que la vida es esto, la vida es felicidad, la vida es momentos, y la vida es amor. Porque la vida es mejor compartida. La vida no está para comprenderla, sino para vivirla y quedémonos con estos momentos señores, con momentos grandes, momentos llenos de amor y sobretodo MOMENTOS LLENOS DE VIDA.

Felicidades de nuevo a la novia, mi prima, Sara Dámaso Álamo, al novio, Erick Santana y sobretodo a mi más preciado tesoro, Iriome.
“Dicen que se ama de una forma. Y que no hay forma de cambiar, que el amor es sólo un juego y una estúpida ilusión. Y el estúpido resulta ser aquel que no ama a nadie de corazón”.

A amar todos y a vivir la vida Gintonitos.
Juan Saavedra
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