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Como todos sabeis, es algo que me fascina el visitar nuevos lugares, destinos con encanto, mágicos y que produzcan algo en tu piel, que haga que como escarpias se maquillen tus pelos. Esta vez toca Tenerife, un lugar cerca de nuestra isla, otra isla cerca de Gran Canaria. Visitamos El Loro parque, lago martianez y Santa Cruz.

 

Visitar un sitio diferente supone recargar tu cuerpo de nuevas energías, energías que te llenan el cuerpo de carga positiva para salir de tu zona habitual para dar rienda suelta a tu creatividad en lugares idílicos nuevos. Para mí viajar sin compañero no tiene sentido. Si algo me ha enseñado la vida es que hay quienes viajan solos por placer, por pura satisfacción, como bien dije antes para mí viajar es la emoción de compartir cada rincón que recorres. Cada cerveza que te tomas, cada asiento que ocupas para descansar tus pies inchados y molestos de tanto caminar, para observar al lado de esa persona el amanecer del mismo sol en una plaza diferente o quizás el atardecer acostado en una playa de arenas desconocidas. Eso ha sido y siempre será lo más importante de cada viaje, esa compañía, la cuál me ha hecho tan afortunado, esa que tengo en cada viaje que emprendo. 

Por que salir de tu zona de confort es algo muy difícil pero si vas de la mano de alguién que quieres, admiras y en la que te apoyas así tendrás fuerzas para subir, bajar o escalar la montaña más alta que se atraviese en tu andadura. 

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